Nuestro proyecto surge de la ilusión de volver a producir azafrán en la Conca de Barberà, como se había hecho desde la época medieval. La Conca de Barberà y la Baja Segarra habían sido importantes centros productores y comercializadores de azafrán hasta comienzos del siglo XX, un azafrán considerado uno de los mejores del mundo por sus aromas y sabores.
Empezamos el 2008, pero el 2011 decidimos promover el cultivo a pequeñas explotaciones agrarias, mayoritariamente familiares, para lograr, poco a poco, la consolidación del proyecto con más producción de la especie y comercializarla conjuntamente bajo una sola marca: Aromis de la Conca. A estas alturas somos 25 productores de la Conca de Barberà, la Segarra Baja y comarcas vecinas. Actualmente hemos motivado a más de veinte campesinos a plantar y cosechar azafrán, la flor de un día, con la ilusión de hacer del nuestro, el mejor azafrán en cultivo ecológico certificado CCPAE y UE. La misma pasión que nos mueve al querer nuestra tierra, y los productos que nos ofrece.
Seguimos procesos muy artesanales. Plantamos a primeros de septiembre, recogemos las flores desde mediados de octubre hasta mediados de noviembre, cada día hay que cosechar de buena mañana y por la tarde sacar las briznas de la flor (desbriznar). La planta a continuación entra en fase de vegetación durante todo el invierno. En primavera se secan las hojas y la planta entra en reposo vegetativo hasta finales de verano y así vuelve a hacer el ciclo.
El proceso de secado de las briznas sigue un protocolo, común para todos los productores, para garantizar unas características organolépticas lo más homogéneas posibles, a pesar de la diversidad de zonas de producción, y que han sido testadas y analizadas para que el producto ofrecido tenga una calidad contrastada.
Mantenemos el cultivo 4 años y después lo levantamos para replantar en otros campos. Requiere suelos que drenen muy bien, por lo tanto no quiere suelos arcillosos y regímenes de lluvias habituales mediterráneos.