Seguimos procesos muy artesanales, plantamos a primeros de septiembre, recogemos las flores desde mediados de octubre hasta mediados de noviembre, cada día hay que cosechar de buena mañana y por la tarde sacar las briznas de la flor (desbriznar). La planta a continuación entra en fase de vegetación durante todo el invierno. En primavera se secan las hojas y la planta entra en reposo vegetativo hasta finales de verano y así vuelve a hacer el ciclo. Mantenemos el cultivo 4 años y después lo levantamos para replantar en otros campos. Requiere suelos que drenen muy bien, por lo tanto no quiere suelos arcillosos y regímenes de lluvias habituales mediterráneos.
El proyecto empieza el 2008, pero el 2011 decidimos promover el cultivo a pequeñas explotaciones agrarias, mayoritariamente familiares, para lograr, poco a poco, la consolidación del proyecto con más producción de la especie y comercializarla conjuntamente bajo una sola marca Aromis de la Cuenca. A estas alturas somos 25 productores de la Conca de Barberà, la Segarra Baja y comarcas vecinas.
El proceso de secado de las briznas sigue un protocolo, común para todos los productores, para garantizar unas características organolépticas lo más homogéneo posibles, a pesar de la diversidad de zonas de producción, y que han sido testadas y analizadas para que el producto ofrecido tenga una calidad contrastada.